viernes, 18 de noviembre de 2011

Walkman y discman, dos de los dispositivos que murieron por culpa del iPod

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noviembre 17 de 2011 @ 1:50 pm




Tras 10 años, una gran evolución en su diseño y en sus distintasvirtuosismo versiones, el rey de los reproductores multimedia empieza su declive, pero en su primera década dejó en el camino a muchos rivales.






 Un simple dispositivo que reproducía canciones digitales cambió la vida de Apple y de millones de personas para siempre. 



Hace diez años Apple anunció un dispositivo de medios revolucionario. Nadie esperaba un reproductor de música digital –una categoría que ya tenía algún tiempo de vida y que era saludable, aunque no era la más atractiva. Pero tras la presentación del iPod por parte de Steve Jobs, el impacto que tuvo desde entonces cambió el futuro deApple, dio lugar años después al iPhone y al iPad, y fue uno de los ‘culpables’ de que en 2011 se convirtiera en una de las dos empresas más valiosas del planeta.
Hasta hoy se han vendido más de 320 millones de unidades de iPods, y su popularización, junto a la tienda en línea iTunes Store, cambió las cosas para una industria como la musical, que en 2001 estaba débil y conmocionada por el auge de las descargas ilegales de música en servicios P2P como Napster o Limewire.
La contribución de Steve Jobs con el iPod le dio un respiro a la industria musical, gracias a sus comerciales de televisión que mezclaban la moda con artistas desconocidos (que se volvían ultrafamosos gracias a esos comerciales), a la innovadora tienda de música por descargas de iTunes (en un principio llamada iTunes Music Store) y a la facilidad de uso y simplicidad de diseño propias de un producto de Apple.
Pero en esa época también había bastante competencia en el campo de reproductores de música. Por ello, aunque el iPod fue, exagerando un poco, un ángel salvador para la industria de la música, también fue el victimario de otros dispositivos y tecnologías, entre ellos el mítico walkman y su sucesor de Sony, el discman, que no fueron capaces de enfrentar su diseño y gran experiencia de usuario.

1. El reproductor MP3 Rio.



En 1998, el Diamond Rio se ganó dos cosas: una demanda de la asociación de industria discográfica de Estados Unidos (RIAA) y la fama mundial que conllevó esa demanda.
Quizás la contribución más grande de Rio en el campo de reproductores digitales de música fue haber ganado esa demanda, ya que pavimentó el camino legal para que despegara este campo.
Los reproductores MP3 de marca Rio llegaron a ser muy populares en los años 90, y el PMP-300, o el Diamond Rio, como llegó a ser conocido, fue su dispositivo más vendedor y fue un éxito de ventas en la época navideña de 1998. Tenía capacidad de 32 MB con un puerto para añadir tarjetas de memoria. Su diseño anticipaba el del iPod, ya que tenía una rueda de control en el centro y pantalla encima, pero estaba lleno de errores de diseño que causaban que se desbaratara la compuerta de la batería y hasta se cayera la rueda de control.
El Rio, junto a otros rivales como el Nomad, de Creative, eran los líderes de un naciente pero tímido mercado que el iPod sacudió y se tomó por asalto en 2001.

2. El Zune.















Anunciado en su momento como el ‘asesino del iPod’ (o iPod Killer, en inglés) este reproductor fue el intento por parte de Microsoft de ganarse un trozo del mercado de reproductores portatiles que ya dominaba Apple.
El primer modelo del Zune salió en el 2006 y ostentaba una capacidad de 32GB, radio FM y una pantalla de tres pulgadas. Características nada desdeñables para la época, pero su suerte nunca estaba garantizada en un mercado donde el iPod dominaba casi el 70% de las ventas.
Pero como reportó ENTER.CO en el momento de su muerte, el destino del Zune no está del todo escrito. Gracias a una interfaz de uso y una infraestructura de descargas bien desarrollada, el reproductor portátil de Microsoft no ha muerto del todo, o es decir, ha sufrido una muerte Hindú: ha dejado atrás su cuerpo y su espíritu se ha vuelto parte del Windows Phone.
El futuro decidirá el éxito de este, pero la batalla final entre el iPod y el Zune se ha mudado definitivamente a la que libren el iPhone y el Windows Phone.
Foto: Fotopedia.

3. El legendario Walkman.

Cuando apareció a finales de los años 70, este dispositivo era el accesorio que había que tener. Un poco como un smartphone o un tablet de último modelo hoy, el dueño de un Walkman no solo tenía música a la mano, sino que también hacía una declaración de su estilo.
Era el primer reproductor estéreo portátil del mundo, e impuso el modelo de la reproducción portátil de música que el iPod haría suyo muchos años después.
De su rica historia, vale la pena recordar que tras el éxito inicial del Walkman, la industria musical reaccionó igual que como lo hizo mucho después con el formato MP3 y los reproductores digitales, con campañas antipiratería que amenazaban con el fin.
El logo de The Pirate Bay (una bandera pirata con los huesos cruzados sobre un casete), era el mismo logo de las campañas que intentaban convencer a los usuarios que grabar una canción de la radio a un casete era un crimen e iba en detrimento para los músicos.
Pues bien, la industria discográfica sobrevivió al Walkman de casete, pero este murió recientemente cuando Sony anunció el cese de su fabricación.  
Hoy, la legendaria marca Walkman sobrevive con algunos reproductores musicales de muy buena calidad –pero que están muy lejos de las cifras de ventas del iPod–, y con algunos teléfonos móviles de la marca Sony Ericsson (que pronto será solamente Sony).
En verdad el Walkman de casete era un gran producto, fue el iPod de los 80, y siempre tendrá su lugar en la historia de los reproductores portátiles, algo así como el primer modelo T de los automóviles Ford, que aunque está a años luz de lo que se ofrece hoy, fue un innovador y transformó las cosas.

4. El Discman.

Por otro lado está el hermano joven del Walkman. El que hacía uso del ‘nuevo medio’ (el disco compacto), tenía un diseño diferente y también en su momento, por razones estéticas, todo el mundo lo quería.
El Discman fue muy popular mundialmente a finales de los años 80 y a principios de los 90, justo antes de que apareciera el formato MP3. Gracias a que usaba discos compactos, ofrecía mejor calidad de audio que un casete y una mayor capacidad de almacenamiento.
No era, sin embargo, un dispositivo perfecto: cuando el Discman estaba en movimiento, solía ‘saltarse’ el audio o este ‘se atascaba’ si recibía un golpe o hacía un movimiento brusco. Así que lo más importante de uno de estos dispositivos portátiles, funcionar en movimiento, no era el fuerte del Discman.
Es muy posible que Sony, por dedicar mucho tiempo y recursos en el desarrollo de tecnologías que anticiparan la conmoción de un movimiento e impidieran que el audio se saltara o atascara, perdió la oportunidad de montarse al bus MP3, y firmó sin saberlo el destino de una de sus marcas más exitosas.
Pese a los errores de Sony, hay que darle crédito al gigante japonés, ya que fue la compañía que más desarrolló el campo de los reproductores portátiles antes de que el iPod se volviera el producto insignia. Hubo Walkmans de todo tipo y precios, hasta para los ingenieros de sonido que requerían calidades y formatos mucho más altos que el usuario corriente.
Incluso hubo intentos de unir la marca con la tecnología Minidisc, y en los 90 se vieron varios Walkman MD que usaban esa tecnología. Hasta cuando salieron los primeros reproductores MP3, Sony sacó su propio reproductor de formatos digitales con su formato propietario (el ATRAC). Esto también fue una posible causa para el destino negativo del Walkman, ya que sus primeros reproductores solo eran compatibles con archivos de formato ATRAC y no con archivos MP3.

5. El MiniDisc.

Foto: Pellesten (vía Flickr).

En la lista ingresa un protagonista de una noticia reciente. El MiniDisc, un disco óptico creado también por Sony, no murió directamente por el iPod, pero a mediados de 2011, poco antes del décimo aniversario del reproductor de Apple, el gigante japonés anunció que dejaría de producirlo.
La noticia pasó completamente desapercibida en el mundo, lo que confirma el olvido casi total en el que están sumidos este formato y los dispositivos que lo reproducían. La muerte de del MiniDisc tuvo mucho que ver con el surgimiento de los reproductores MP3, de los cuales el iPod fue su principal representante. Pero las raíces principales de la poca acogida mundial que tuvo (era muy popular en Japón) se basan en su formato.
El MiniDisc fue desarrollado por Sony a principios de los 90 porque estaba buscando un remplazo digital al casete análogo. Por esas épocas se dio una rivalidad de formatos parecida a la anterior rivalidad de formatos de video entre VHS y Beta, y la que luego se vería entre Blu-Ray y HD-DVD. En ese sentido, el MiniDisc era el rival del casete compacto digital (Digital Compact Cassette).
Aunque Sony había tenido la intención de usar la cinta de audio digital (DAT, en inglés) como el nuevo formato predominante, el remplazo digital del casete se demoró mucho por causas económicas (el yen estaba sobrevalorado entonces los nuevos dispositivos salían muy caros para el mercado Norteamericano), por lo que Sony optó por otro formato más económico: el MiniDisc.
El problema es que el desarrollo se demoró algunos años, y para su lanzamiento ya había un rey del formato digital: el disco compacto (CD).
El MiniDisc sufriría el resto de la década de los 90 intentando mejorarse para competir con sus rivales (en verdad su calidad de audio era mejor que la del CD), pero para entonces ya era muy tarde: los formatos físicos estaban volviéndose obsoletos, ya que los usuarios preferían los formatos digitales y la flexibilidad que permitía el MP3.
Puede argumentarse que el campanazo final para el MiniDisc llegó con el anuncio del iPod. Después de eso Sony solo produjo un modelo diseñado para audiófilos y profesionales, como periodistas, que pudieran usarlo por sus virtudes de grabación, pero también fue muy tarde para el formato.

6. El disco compacto (CD)… aunque aún vive.

Foto: Fotopedia.com
Este disco óptico desarrollado a finales de los años 70 a partir de la tecnología Laserdisc, pero su aparición al mercado fue en los años 80. No se demoró mucho en convertirse en el formato físico de preferencia para la industria discográfica, remplazando definitivamente al disco de vinilo y al casete. El CD está ‘colado’ en la lista, pues aún es un formato físico vigente, aunque podría afirmarse que se trata de un muerto viviente o, al menos, un paciente con pronóstico reservado.
Y se puede argumentar por otro lado que el disco compacto no fue una víctima directa del iPod, sino de la evolución tecnológica en sí, que se mudó de formatos de audio físicos al formato digital del MP3 en los años 90.
Pero el CD y sus iteraciones para almacenar datos (CD-ROM, CD-R, CD-RW), tuvieron un fuerte impacto sobre la historia de la reproducción de música y los formatos de almacenamiento. Hoy, el DVD y el Blu-Ray le deben sus dimensiones al CD, y es gracias a eso que aún podemos disfrutar de este medio en casi todos los reproductores de música y video del mundo.
Desde los inicios de siglo las ventas de música en CD han caído año tras año, causando el cierre de tiendas emblemáticas como Tower Records, y eso sí se debe al iPod y a su tienda virtual de iTunes.
Hubo un intento de reconciliar al CD con el formato MP3, que se tradujo a reproductores como el Discman que podían tocar CD cargados con archivos MP3. Pero este arreglo fue muy temporal y sufrió a causa del virtuosismo de diseño de Apple: ¿Para qué querría un usuario un Discman que solo puede tocar un CD a la vez, cuando un iPod puede almacenar muchos más archivos musicales?
Y además, tocaba ‘quemar’ un disco nuevo cada vez que el usuario quisiera cambiar de música, mientras que con el iPod solo había que cambiar la lista desde el computador.
El formato en sí sigue siendo popular en el mundo pero en gran parte es causa de su éxito en el pasado. Mucha gente tiene reproductores de CD en su automóvil o en su hogar, y los siguen usando, pero mientras tanto más usuarios siguen mudándose a formatos digitales y a reproductores como el iPod, y accediendo a servicios de descarga de música basadas en la nube, como iTunes Store y Google Music.
En solo 10 años, un pequeño dispositivo blanco con un diseño simple cambió la forma en que disfrutamos de la música y la adquirimos. Hace 20 años un adolescente debía sentarse al lado de la radio por horas, esperando la canción que quería grabar en casete.
Hoy, solo hay que meterse a la tienda de iTunes y descargar la canción, subirla al iPod y uno la puede llevar consigo mismo a donde quiera. Cuando Steve Jobs anunció su revolucionario dispositivo en el 2001, muchos expertos quedaron decepcionados. Lo que no esperaban era que ese solo fuera el primer paso de Apple para construir una infraestructura de productos tan bien integrada que dejaría a más de un aparato y una marca en el cementerio de las tecnologías obsoletas.





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