Uno de los temas que se tocaron de manera especial en
el II Congreso Mundial de e-Learning es el paso que
muchos docentes deben vivir de la enseñanza tradicional a la 2.0, y cómo puede
resultar difícil de asumir.
Este tema ya se
había tocado en el pasado Campus Party Bogotá, a ahora Terry Anderson, quien
desarrolla investigaciones en el Instituto
Canadiense de Investigaciones de Educación a Distancia, CIDAR, de la
Universidad de Atabhasca, compartió su experiencia en el evento sobre cómo
llevar la tecnología a la educación.
Anderson visitó por primera vez Colombia para hablar
sobre las tres
generaciones de docentes que existen en la educación a distancia, y
ENTER.CO habló con él para profundizar sobre su trabajo de investigación, en el
que lleva más de 40 años.
“Motivar el uso de la tecnología en la educación es
como empezar un jardín: hay que ver otros jardines y pensar qué
se puede tomar de ellos. Es un gran trabajo el preparar la tierra, plantar las
semillas y después regar. Tener buenas ideas toma un largo tiempo, pero pienso
que vale la pena”, dijo.
Uno de los retos del uso de la tecnología en la
educación es motivar a estudiantes y docentes a apropiarse de ella, a
dar el salto. Anderson piensa que lo importante para los profesores es
aventurarse a usar las redes sociales en la vida cotidiana: “Pienso
que deben exponerse, no únicamente de manera educativa, sino ver que las redes
tienen una verdadera aplicación en un sector de su vida, para que después lo
puedan trasladar a otra. Cada uno debe ver cuáles son los beneficios”.
El uso de las redes en la vida cotidiana de los docentes es
lo que lleva a que las experiencias se trasladen a otras áreas: “Esto
debe generar un reto al ver otros ejemplos de profesores que las estén usando,
personas que las hayan adoptado tempranamente, y después tener la oportunidad
de hablar y leer sobre ello. Algunos de nuestros directores de colegio utilizan
las redes como tableros para hacer sus anuncios, y después se unen unos cuantos
directores del sector y hacen un acuerdo para hacer reuniones en Second Life
con la idea de compartir, y después invitar a más personas con la idea de
hacerlo viral. Pero no se puede negar que el comienzo es duro”.
Por eso, resulta mucho más sencillo motivar a los
estudiantes; ellos son nativos digitales y muchos conviven con las redes
sociales la mayor parte del tiempo. Si el docente motiva de manera
adecuada, para ellos será más satisfactorio: “Cuando saben que el
trabajo va a ser visto, editado y comentado con otros estudiantes,
especialmente de otros países o partes del mundo, es evidente que trabajarán
más duro que si saben que va a ser un simple ensayo para el profesor”.
Y con el acceso a todas las herramientas gratuitas y económicas que existen hay
muchas más oportunidades. Para Anderson el reto es mayor para los docentes.
Pero, ¿por cuales herramientas comenzar? Le preguntamos a
Anderson cuáles son las que más utiliza: “Tengomi propio blog y uso wikis en mis
clases. Ahora, para CIDAR, estamos tratando de desarrollar un tipo de Facebook
propio, un lugar especial en el que los estudiantes puedan ir y tener un
contacto social que aparte de diversión y juego. Facebook es bueno para la
familia y los amigos, pero este Facebook propio es para que los estudiantes
tengan un panorama de lo que ven en clase de alguna manera”.
Este proyecto no es una casualidad, pues para
Anderson y la mayoría de docentes que trabajan el e-Learning y educación a
distancia las redes sociales son una herramienta vital: “Se
piensa que las redes sociales no tienen mucho que ver con el conocimiento, pero
pienso que es una idea errónea. Si la gente tiene LinkedIn para hacer
negocios, ¿por qué no tener una red social para educación? La idea es
poder empezar a organizar pequeños Facebooks en los que puedas tener más o
menos seis estudiantes y así compartir información sobre historia de Colombia,
por ejemplo. Y creo que es muy útil porque además es muy fácil tomar
grabaciones, hacer entrevistas a tus familiares, ir y ver qué es lo que está
pasando en la ciudad: con las redes sociales se pueden poner de acuerdo para
hacerlo juntos”.
Sobre Colombia y el software libre.
Uno de los puntos llamativos de la conferencia su
conferencia es el valor que tiene el software libre, y en especial las
licencias abiertas como Creative Commons (CC), para el trabajo docente y la
investigación: “Apoyo mucho CC porque por muchos años estuve envuelto
en varios proyectos, y en los años 90, para crear plataformas de aprendizaje,
no encontrábamos material y siempre costaba mucho dinero. Cuando puedes
tener algo que es CC, licenciado para que cualquiera en el mundo lo use, todos
los problemas de tenencia y colaboración desaparecen, ya no hay abogados, es
hacer lo imposible posible”.
Muchos de los libros que Anderson escribe se pueden
descargar de manera gratuita, gracias a las licencias de Creative Commons,
porque para él lo importante es llegar a las personas: uno de sus últimos
libros vendió 1.600 copias, pero tuvo 100.000 descargas alrededor del mundo.
Además de la impresión que se llevó del Congreso y Cartagena –aunque
le cambió el nombre al país–, a Anderson le llamó la atención la experiencia de
la Universidad Nacional Abierta y a Distancia (UNAD) en Colombia y la
visión de que el proceso de apropiación de tecnologías en la educación es
compartido.
“El cambio no sucede solo con que el director diga, no
pasa solo porque las personas usen las cosas, pasa porque ambos se unan y hagan
todo al tiempo. Muchas veces la gente de arriba culpa a la de
abajo y viceversa, y entonces nada pasa. Ese es el mayor reto para mí, y en
realidad todos somos parecidos, todos tenemos las mismas luchas con el uso de
la tecnología. Me gustó oír historias de diferentes partes, porque ahora tengo
muchas ideas que me puedo llevar a casa, pero además son ideas que puedo poner
en práctica”.
El ejemplo de Terry Anderson junto con lo que compartió es
una muestra de que la relación entre educación y tecnología tiene un largo
camino por recorrer en nuestro país y América Latina, pero cómo él mismo dijo, vale
la pena, no únicamente por los resultados, sino porque ese es el futuro. “Creo
que esto hace que la educación sea cada vez más emocionante, porque esa es la
forma como el mundo es ahora y necesitamos ayudar a nuestros docentes y
estudiantes a que experimenten lo divertido que es esto”, concluyó.